Tras un duro y largo año laboral, nos merecemos poner punto y aparte a la gran mayoría de nuestras obligaciones, salir de la rutina y desconectar.
Cuando por fin llegan las ansiadas vacaciones estivales, siempre tenemos la idea de hacer algún viaje o esos días en la playa o en la montaña, practicando algún deporte o para aquellos que no tienen intención de desplazarse, realizar otras actividades que no se realizan habitualmente: en definitiva, hay que cambiar de hábitos y renovarlos. Aunque se trate de variantes poco significativas, bastarán para favorecer el descanso mental.
Existen pequeñas “ataduras” en nuestra vida cotidiana que aparentemente pasan inadvertidas cuando estamos inmersos en ellas pero llegan a provocar sorprendentes reacciones cuando tratamos de prescindir de ellas: por ejemplo, aparcar el reloj en un cajón el primer día de vacaciones y no volver a cogerlo hasta el último.
Probad a hacerlo y veréis lo que puede condicionar el simple hecho de llevarlo puesto: algo tan primario como es comer o dormir está sujeto a la medida del tiempo, si son las dos de la tarde HAY que comer, si ya son las doce de la noche HAY que dormir….¿y qué tal si comemos cuando tenemos hambre y dormimos cuando tenemos sueño..?
Sobra decir que si podemos prescindir del móvil entonces ya la desconexión será mucho más completa. Piena que muchas veces la necesidad nos la creamos nosotros mismos, así que probablemente no hay nada tan esencial o importante que no te permita prescindir de estar conectado de la manera más completa posible.
Paralelamente al reloj, está el programar hasta el último minuto del día….ahora es el momento de dar paso a la improvisación, y también, de disfrutar del “dolce fare niente”, es decir, de no hacer nada. Esto puede a veces incluso resultar estresante para algunas personas, ya que estamos muy acostumbrados a tener que saber en todo momento qué hay que hacer, dónde, cuándo y hasta con quien… Da rienda suelta a tu creatividad y ¡disfruta realmente de tu libertad!
Importante es también reducir la “marcha” y optar por hacer todo a “cámara lenta”, de esta forma, uno es más consciente de lo que está haciendo y por lo tanto, disfruta más de ello cuando dejamos que los sentidos nos transmitan un montón de sensaciones. No permitas que el ritmo acelerado te invada…¡slow down!
Si te decides a tomar el control de tu vida, también en vacaciones, descubrirás muchas cosas sobre ti que te ayudarán a disfrutar más y mejor. No dejes pasar esta oportunidad…
¡¡¡FELICES VACACIONES!!!