Septiembre y estrés son dos palabras que van de la mano, ya que no sólo el síndrome postvacacional se manifiesta en estos días.
Septiembre es un mes en el que los tratamientos contra el estrés crecen por encima del 30% debido al repentino cambio de costumbres y la incorporación a unas rutinas marcadas por el escaso tiempo que se dispone.
Según los expertos de Nascia, centros especializados en tratamientos de estrés, existen cinco motivos por los que nos estresamos después de largos períodos de relax.
- En primer lugar, la vuelta al trabajo supone un cambio en los ritmos de actividad física y mental. La hora de llegada, tareas acumuladas y pasar de un estado de tranquilidad a otro de excitación en poco tiempo implica la presencia de situaciones estresantes que se prolongan durante cierto período de tiempo.
- La vuelta al colegio de los niños. En los hogares con hijos en edad escolar y con padres trabajadores, especialmente, conjugar los horarios de todos puede ser complejo y estresante. Más aún cuando se viene de libertad horaria y costumbres completamente diferentes. Esto también es Septiembre y estrés.
- Otra de las cosas que aceleran la aparición del estrés en este mes de Septiembre está relacionada con los hábitos relacionados con el descanso. Durante las primeras semanas, el insomnio se presenta de forma habitual ya que el organismo sigue las rutinas horarias que venían llevándose acabo durante el verano y las vacaciones. Acostarse más tarde y levantarse sin hora no es compatible con el horario de trabajo y casa al que nos enfrentamos con la vuelta de vacaciones.
- La preocupación por la alimentación es un foco potencial para el estrés. Cada vez son más las personas que se autoimponen una dieta estricta tras el período vacacional por el incremento de peso que tiene lugar durante el descanso. Lejos de ser un objetivo sobre el que trabajar de forma tranquila, el exceso de celo por perder peso rápidamente puede dar lugar a situaciones estresantes.
- Finalmente el aspecto económico resulta un punto de estrés para muchas familias que ven Septiembre peor que una cuesta de Enero ya que los libros escolares, los uniformes, las necesidades de ropa para el nuevo curso y el pago de actividades extraescolares o guarderías son gastos que preocupan y angustian. No todas las familias obtienen los recursos fácilmente y supone una fuente más de estrés.