Hoy en día hablar de política es un tema estresante. La política y estrés se da en las personas con derecho a voto provocando ansiedad incluso el acto de votar.
Hemos realizado un muestreo entre más de mil votantes y al menos dos de cada cuatro reconoce estos síntomas relacionados con algunos factores estresores.
Y es que la incertidumbre genera en las personas consultadas un recordatorio constante de los problemas sociopolíticos que no están resueltos y, según ellos, necesitan una pronta solución.
El recordar estos problemas, junto con el análisis de las propuestas de los partidos políticos, ver los debates entre candidatos o el clima de tensión que se vive entre los votantes de distintas ideologías supone que la política y estrés sea un factor estresante.
Las personas que han participado destacan que las conversaciones políticas en torno a las elecciones les genera confrontaciones en más de la mitad de las ocasiones, en un claro clima de tensión que se ve reflejado en los cambios de humor según transcurra la conversación.
Medidas para evitar el efecto de la política y estrés
Ante estas circunstancias recomendamos, con el fin de reducir el estrés en los votantes, llevar a la práctica cuatro medidas sencillas:
- Utilizar los conceptos de empatía, asertividad y tolerancia en las conversaciones políticas. Y es que entendiendo al interlocutor, siendo claro en las exposiciones y asumiendo que ninguno de los dos tendrá la razón absoluta no es necesario generar un clima incómodo y tenso para conversar.
- Si la conversación va a derivar en una discusión, es mejor hacer ver que los puntos de vista no coinciden y tratar de posponerla o terminarla. El estrés es un mecanismo de defensa y, cuando nos sentimos amenazados incluso en una conversación, salen a relucir todos sus ‘efectivos’.
- Realizar pausas para respirar, con el fin de tranquilizar los posibles momentos de tensión y poder así tomar el control de la situación.
- Votar es un ejercicio de responsabilidad que no debe suponer una tensión adicional ni un estrés añadido. Por ello, a la hora de votar, no hay que pensar que el voto individual es decisivo sino el de los millones de votantes que eligen. Ese pensamiento reducirá la tensión.
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