Aunque el volumen de franquiciadores supera al de franquiciadoras, cada vez hay más mujeres que se suman a la franquicia para poner en marcha una empresa, y asumen la dirección de las áreas en las que se sustentan las centrales.
Si nos remontamos en el tiempo, hasta la Segunda Guerra Mundial, el papel de la mujer en la sociedad se limitaba a la realización de las tareas domésticas. Suena muy duro, pero no éramos un elemento productivo. Fue a partir de entonces cuando nuestras responsabilidades traspasaron la barrera del hogar, para hacerse cargo de los trabajos del hombre, mientras luchaban en el frente. Aquel fue un punto de no retorno en el que la mujer logró llegar al mercado laboral para quedarse. Este paso representó un gran avance en el impulso económico de la época. La mujer entraba a formar parte de la economía doméstica, sumando ingresos a la familia y fomentando una calidad de vida mejor, lo que se tradujo en un incremento del consumo a nivel global. A partir de aquí la evolución ha sido progresiva y muy positiva, pero no por ello fácil. Y a día de hoy, a pesar de que es el momento en el que el porcentaje de mujeres trabajadoras ha alcanzado sus índices más altos, en muchos casos la denominada brecha de género continúa siendo demasiado grande. Un hecho que ha fomentado que la actividad emprendedora se convierta en uno de los principales motores del desarrollo de un país, en el que la mujer tiene mucho que aportar. La dificultad que sigue existiendo para acceder al mercado de trabajo y la diferencia de condiciones son algunas de las razones por las que cada vez más mujeres toman la decisión de abrir su propio negocio, aunque comenzar desde cero suponga un gran reto, mucha dedicación y, por supuesto, mucho tiempo. Los principales motivos que llevan a las mujeres a emprender son la búsqueda de independencia, de nuevos desafíos, de encontrar un equilibrio entre la vida familiar y la laboral, y por último una necesidad de superarse a sí mismas. La sociedad actual ha vivido un gran proceso de transformación en relación a la posición social de la mujer.
El emprendimiento femenino, no sólo en España, ha crecido en los últimos años gracias a diversas iniciativas y programas de apoyo, aunque sigue estando muy por debajo del masculino. Las mujeres estamos viviendo nuevos tiempos, poco a poco hemos ido asumiendo puestos de responsabilidad y decisión, lo que ha hecho que ganemos en confianza. Aquí tenemos que agradecer a los distintos organismos y modelos empresariales que incentivan a la mujer a trabajar por cuenta propia. En este sentido, el sistema de franquicias representa una interesante opción como salida profesional a un perfil femenino, en búsqueda de un modelo de negocio que le permita incorporarse al mercado laboral, con la seguridad de contar con todo el respaldo y apoyo necesarios para desarrollar exitosamente su actividad. Son muchas las cadenas que han incorporado a sus filas un perfil femenino, tanto en puestos de responsabilidad de la central, como franquiciadas al frente del negocio. Y es que, al igual que en otros ámbitos de la economía, la mujer ha ganado muchas posiciones en el sector de la franquicia. Aunque todavía el volumen de hombres franquiciadores supera al de las mujeres, cada vez son más las empresarias que se suman a la franquicia a la hora de poner en funcionamiento una empresa. Del mismo modo, cada vez somos más féminas las que asumimos la dirección de los principales departamentos en los que se sustentan las centrales franquiciadoras. Un hecho que se ha trasladado también a la gestión directa de las franquicias, donde el número de franquiciadas crece exponencialmente todos los años, gracias a que el espíritu emprendedor está calando muy fuerte en el sector femenino, en base a esa búsqueda de autonomía profesional que le permita compaginar trabajo con otras facetas de la vida. En Nascia somos conscientes de esa necesidad y de las cualidades de la mujer, por eso apostamos firmemente por el emprendimiento femenino, con una red en la que más del 75 por ciento de los franquiciados son mujeres. Este alto porcentaje es fruto de la actividad de nuestra marca, centrada en mejorar la salud y la calidad de vida de nuestros clientes. Una labor para la que la mujer cuenta con una sensibilidad especial y que desde Nascia potenciamos con un amplio soporte a las interesadas en integrarse en la red. Al mismo tiempo, la mayor parte de nuestros centros están dirigidos por mujeres con formación especializada en psicología, pedagogía y otras disciplinas relacionadas con la educación y el aprendizaje. Por otra parte, el 80 por ciento de los puestos de responsabilidad de la compañía están liderados por mujeres. Expertas en distintas disciplinas profesionales del ámbito clínico-sanitario, plenamente integradas en el mundo de la empresa, que dirigen los principales departamentos de la franquicia y forman parte del consejo asesor de la compañía. Nuestro equipo está formado por expertos altamente cualificados, en los que la mujer siempre ha adquirido un papel protagonista. Además, para garantizar el nivel de cualificación todas ellas pertenecen a las Sociedades Profesionales más prestigiosas (AAPB, ISNR, SEH, SECPRE, SERMED). Con esta política, Nascia se suma al motor del empleo femenino en nuestro país, en base a un plan de crecimiento que tiene como fin la incorporación de nuevas emprendedoras y profesionales en los próximos meses. Y, aunque en nuestro caso la balanza está a favor de la mujer, lo importante es encontrar un equilibrio en el mercado laboral en el que no exista discriminación positiva, ni negativa. Una equidad en la que todos estemos reconocidos por nuestras capacidades profesionales y personales, independientemente de si somos don o doña.