Cada vez vivimos más, nuestra esperanza de vida ha crecido espectacularmente en las últimas décadas y ya no nos sorprende que se llegue a determinadas edades no sólo impensables hace unos años, sino que además se llega viviendo en muchos casos con una muy aceptable calidad de vida.
Ahora más que nunca, la juventud no es una cuestión de edad, si bien es cierto que con el paso del tiempo comienzan a aparecer limitaciones en el cuerpo y la mente que obstaculizan o dificultan el llevar una vida plena.
Sin embargo, existen pautas y hábitos fácilmente aplicables que permiten prolongar la plenitud del estado físico y mental, y evitar el deterioro cognitivo, prevenir las temidas demencias y por tanto garantizar una mejor y mayor salud y calidad de vida.
Son numerosísimas las investigaciones, estudios y también la evidencia clínica demostrada que relacionan la actividad física y mental en la tercera edad con la salud y una mayor longevidad.
Un reciente estudio de la Clínica Mayo, publicado en la edición de mayo de la revista Mayo Clinic Proceedings, analizó a más de mil personas entre 70 y 93 años de edad, estudiando sus hábitos en relación con el ejercicio físico, alimentación, realización de tareas y también se obtuvieron datos sobre el uso que estas personas hacían del ordenador.
Las conclusiones muestran que frente al 38 por ciento de participantes que mostraron señales de un deterioro cognitivo leve, este porcentaje cae al 18 por ciento en aquellas personas que hacen un ejercicio físico moderado y además utilizan el ordenador.
Asimismo, el 36 por ciento de los participantes que utilizan el ordenador y también practican ejercicio moderado (caminar, golf, nadar, tenis, yoga, ejercicios aeróbicos, etc.) presentan un funcionamiento normal en habilidades relacionadas con la memoria, frente al 20 por ciento entre quienes no siguen estos hábitos.
El estudio establece en sus conclusiones los beneficios de la combinación entre el ejercicio moderado y la estimulación mental a través del uso del ordenador, como factor clave para reducir el riesgo de pérdida de memoria relacionada con la edad.
Se aconseja la realización de actividades de estimulación mental, como juegos que ejercitan la mente, atención, concentración y memoria, ayudando así a mantener activas las capacidades cognitivas.
Pero la importancia de mantener la actividad física y mental en la tercera edad tiene mucho que ver no sólo con la prevención de demencias, sino con la posibilidad de minimizar muchos otros riesgos como los relacionados con la hipertensión, la diabetes, accidentes cerebro-vasculares, ataques cardíacos, obesidad, colesterol, etc.
Además, la actividad aumenta la sensación de bienestar general así como la salud física y psicológica global, permitiendo mantener un estilo de vida independiente, durante más tiempo.