El estrés infantil en los últimos años se ha convertido en un problema ya que se han incrementado los casos en más de un 55%. En muchas ocasiones, el estrés infantil está directamente relacionado con los problemas en los adultos para compatibilizar los horarios. El ritmo de vida de los padres es una marca para los niños en ocasiones imborrable.
La conciliación del tiempo y vida laboral con la personal es importante. Cuatro de cada diez niños que tiene los dos padres trabajando tienen problemas con su carácter y su estado anímico, se vuelven más irritables y todo ello termina por producirles elevados niveles de estrés. Son los que sufren las consecuencias.
Otras de las causas que causan estrés en los niños son la rigidez en los horarios fuera del colegio, que son consecuencia de las actividades que se realizan en el entorno del hogar así como los horarios de comidas, meriendas y cenas. Es bueno mantener costumbres pero la excesiva rigidez no ayuda.
Por otro lado la lejanía del centro escolar también supone un aliciente para el estrés infantil y ,combinado con la lejanía de los centros de trabajo de los padres, se convierte en un arma más para la aparición del estrés.
Dentro de los hábitos del colegio, la carga de tareas para hacer en casa a edades muy tempranas y la rigidez a la hora de llevarlas a cabo colaboran en la aparición del estrés infantil. Las metas que los padres ponen a los niños sin tener en cuenta que son niños, puede llevarles a la frustración y a la aparición de este problema.
Finalmente, algunas señales que dan pista sobre la aparición del estrés infantil son los problemas para dormir, los terrores nocturnos, hábitos muy nerviosos y descenso en el nivel académico. En el carácter hemos hablado de irritabilidad, pero la pérdida de concentración, apatía y desmotivación son otros factores.
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