La relación entre el estrés y la gestión del tiempo es tan estrecha que convierte al último en uno de los principales factores para su aparición y puesta en escena.
En el momento en que vivimos la falta de tiempo es una constante. Las rutinas que tenemos diariamente llenan nuestro tiempo con actividades de todo tipo menos con algunas de las más importantes: las que nos sirven para desconectar, el ocio y el esparcimiento.
Tanto el estrés académico como el estrés laboral son las más comunes para hacer de nuestro tiempo un espacio demasiado corto en cualquier circunstancia. Cada vez a más personas les cuesta mucho dejar a un lado sus obligaciones, y las que no lo son, académicas y laborales para darle algo de espacio a su tiempo libre. Eso se traduce en que las horas de sueño cada vez son menores y el tiempo para el ocio muy reducido. Y es que la ausencia de ambos son focos de tensión y de actitudes de mucho nervio frente a la vida.
El estrés, herramienta de autodefensa en la gestión del tiempo deficiente
Digamos que de esta forma el estrés opera como una herramienta autodefensiva para no llegar al fondo del peligro, llamada extenuación. Erróneamente se trata de pensar que necesitamos más energía cuando en realidad lo que necesitamos es organizar nuestras prioridades y obtener algo de tiempo de descanso, relajación y otros actos ociosos.
Estar hiperconectados a nuestros trabajos y actividades académicas no es lo mejor para el estrés y la gestión del tiempo eficaz. No nos ocupamos de nosotros mismos, algo que debería estar en cualquier cronograma de actividades diarias. Pero esto no es posible si no eliminamos el sentimiento de culpabilidad que nos invade cuando hacemos otras tareas que no tienen que ver con nuestro trabajo o estudios.
Recuperar el silencio y la calma es esencial en nuestras vidas, y eso se obtiene con una gestión eficaz del tiempo. Para gestionar bien el tiempo, y también el estrés, es necesario saber qué cosas son urgentes e importantes, eliminar interrupciones innecesarias, planificar de forma realista nuestra agenda y priorizar nuestras tareas. Esto, unido a una actividad física, nos va a ayudar que el estrés y la gestión del tiempo sea eficaz y duradera.