Atención y Estrés: dos caras de la moneda

La segunda de las tres “aes” de nuestra lista de habilidades enumeradas en mi post No quiero ir al colegio: Estrés y Motivación , es la “Atención”.

Cuando te embarga el miedo, la desidia, la tensión, el exceso de preocupaciones, el exceso o ausencia de trabajo, la falta de motivación, el acoso de compañeros, el estrés te desborda o sufres ansiedad, tratar de prestar atención a la tarea que tienes que desempeñar, a tu profesor, a tu proyecto o a tu día a día en general, se convierten en misiones imposibles.

Y esto es así, porque tanto nuestra capacidad de atención como las respuestas de estrés ante un estímulo, son dirigidas por el Sistema Nervioso Autónomo, el que controla los actos involuntarios. Sí, dependen del mismo sistema, pero mientras que uno esté activado, el otro estará desactivado (como las dos caras de la moneda, sólo una puede estar boca arriba…). El sistema “Parasimpático” controla funciones como la digestión, vasodilatación de los vasos periféricos, contracción de la pupila, reducción del ritmo cardiaco o capacidad de concentración, entre otros. El “Simpático” por el contrario, acelera el ritmo del organismo, acelera la respiración, acelera el ritmo cardiaco, contrae los vasos periféricos y sobrecarga la musculatura de las extremidades para prepararnos para defendernos de los estímulos potencialmente peligrosos.

El mecanismo de activación del estrés es una respuesta adaptativa ante cualquier estímulo aparentemente nocivo, este mecanismo, prepara a nuestro organismo para protegerse mediante la lucha o la huida, esta respuesta fisiológica es automática para no perder oportunidades de defensa y protección. Pero si esta respuesta se cronifica y se produce la respuesta fisiológica, aunque no aparezca estímulo amenazante real, la activación se convertirá en inadaptativa y estará bloqueando la posibilidad de puesta en marcha del sistema parasimpático para permitir el resto de actividad necesaria para una vida saludable.

Para iniciar toda actividad que requiera de atención plena, es necesario lograr la desactivación de “Simpático”, si estamos preocupados (a veces por la dificultad, urgencia o trascendencia de la propia tarea) o sometidos a las opiniones, distracciones, deseos o manejos de terceras personas, si estamos cansados o simplemente con tensiones musculares, invertiremos mucho esfuerzo y más tiempo del necesario en lograr concentrarnos. Sin embargo, con un buen entrenamiento, lograremos desactivar previamente el “Simpático” y así, el “Parasimpático” se activará por defecto y resultará mucho más sencillo alcanzar el objetivo de atención plena, de manera rápido y mucho menos cansada.

Y sí, mientras mantengamos un nivel elevado de atención en una tarea, mantendremos el “Simpático” desactivado y por lo tanto nuestro nivel de relajación y bienestar serán máximos. Ante otra situación de peligro podremos volver a estar “activados” y alerta, eso sí, con un buen entrenamiento, podemos aprender a controlar nuestros estados de alerta y desactivación para tener la libertad de elegir el momento en el que estar atentos a algo sin que nada ni nadie perturbe nuestra dedicación a eso sobre lo que estamos prestando atención (lectura, escritura, observación, audición, meditación…), ya sea con estímulos externos provocados por agentes del entorno o con estímulos internos provocados por nuestros propios pensamientos que, a veces, nos invaden.

Elige control, elige libertad, elige entrenar. Si quieres hacerlo con apoyo, nosotros te lo damos. Pide tu primera cita gratuita.