¿Se te olvidan nombres, fechas o números telefónicos? ¿Olvidas a menudo dónde dejaste las llaves o el móvil? ¿Interrumpes a veces tu conversación porque te quedas en blanco? ¿No eres capaz de localizar tu coche en el parking del centro comercial?
Parece que tu memoria empieza a fallar…Sí, puede ser la edad, las preocupaciones, pueden ser muchas cosas, y puedes buscar muchas excusas pero…¿Por qué no intentar encontrar soluciones?
Todos los estudios actuales sobre el cerebro demuestran que a través de simples actividades cotidianas podemos desarrollar y mantener en forma las conexiones neuronales, que son las responsables de mantener ágil nuestra mente.
En 1998 se descubrió por primera vez que en un cerebro adulto sí se forman células nuevas; que contrariamente a lo que se creía, el deterioro de la mente que muchas personas experimentan no es por la edad, ni porque se mueran las neuronas.
La sensación de pérdida de memoria viene de las dendritas (ramificaciones de las neuronas que a través de la sinapsis, reciben y procesan información de otras células nerviosas) y sus conexiones. Si las dendritas no se conectan frecuentemente se atrofian y la habilidad del cerebro para procesar nueva información se reduce.
Es por tanto, un problema de actividad. Al igual que sabemos que el sedentarismo físico es malo para nuestra salud, tenemos que entender que el sedentarismo mental es letal para nuestro cerebro.
Necesitamos ejercitar y fortalecer nuestra memoria, mantener nuestro cerebro activo, igual que hacemos con nuestro cuerpo.
Al leer esto, puede que pienses que tu mente ya está bastante estimulada, ya que lees, trabajas, tratas con gente, etc.
Sin embargo, aunque no seamos aburridos o no hagamos siempre lo mismo, las rutinas están presentes en nuestras vidas, queramos o no.
Habitualmente realizamos actividades que se repiten, como el desayuno, el camino al trabajo, las visitas a amigos, los horarios, los objetos que hay en casa, etc.
Con estas rutinas ponemos a nuestro cerebro en modo de “piloto automático”.
Sin embargo, cuando aprendemos algo nuevo o experimentamos algo diferente por vía sensorial, especialmente vista, olfato o sonido, se estimula nuestro cerebro, se crean nuevas “neurorutas” y fortalecemos la sinapsis. No basta un estímulo pasivo como ver la tele, darte un masaje o escuchar música…¡hay que esforzarse un poco más!
Según las investigaciones, algunos sencillos ejercicios potencian significativamente las conexiones en la corteza cerebral:
- Prueba a realizar las tareas comunes con la mano no dominante. Lavarte los dientes, peinarte, maquillarte, vestirte, etc. Ejercitarás el lado opuesto de tu cerebro que suele permanecer inactivo mientras realizas estas tareas en tu día a día.
- Lee en voz alta con alguien más, alternando el papel de lector y receptor. Esto activará distintas áreas que cuando lees en silencio.
- Alterna tus itinerarios al trabajo, fíjate en los cambios aprecia las sensaciones, sonidos, olores, etc.
- Desordena aleatoriamente las cosas. Tienes tu propio mapa espacial de las cosas que sabes dónde has dejado. Esto hace cómodo al cerebro. Despístale. Un ejemplo: cambia el lugar de la papelera, o de artículos que sueles utilizar. Al principio verás cómo acudes al lugar antiguo. De este modo activarás diferentes áreas del cerebro.
- Juega a identificar monedas u otros objetos “a ciegas”. Coloca varias monedas en una taza e intenta identificar su importe. Puedes hacer este tipo de juego sencillo con otros objetos similares.
- Aprende idiomas, habilidades nuevas, o intenta variaciones pequeñas en las que ya practiques. Busca especialmente aquellas en las que intervengan varios sentidos a la vez.
En el caso de niños con problemas de atención, existen múltiples herramientas complementarias que les ayudarán a reforzar su atención y concentración, como ya comentamos en un post anterior sobre Consejos para mejorar la atención.
Y por último, no olvides la importancia que tiene el estrés en tu memoria y concentración, siendo la falta de concentración uno de los principales y más frecuentes síntomas del exceso de estrés y ansiedad.